lunes, 7 de abril de 2014

“Sirena después del temporal”

Mi primera obra basada en el objeto encontrado



Es miércoles 10 de la mañana, cojo el coche y me acerco a la playa de Patos. El mar estuvo fuerte durante muchos días, los marineros no han podido salir con los barcos, la playa está desierta, solo un perro siguiendo algún un rastro, no existe ya arena, el mar la ha robado y deja al descubierto los cantos rodados.
Las olas aún piden tributos, se siente el mormullo del mar agitado,  pero han amainado
El sol tantos días oculto se siente en la piel, ya sobra la ropa.
 Entre los guijarros y cantos recorro la vista buscando tesoros que el mar a arrancado, nada interesante, sigo caminando, salimos de Patos, entramos en Priegue y por fin  la encuentro , me estaba esperando tomando los rayos del sol, secando su cuerpo ligero, luciendo su cola. Hermosa sirena dormida que el mar arañó de la arena. 
No traje la cámara, tan solo un teléfono viejo pegado con celo que sigue cumpliendo con su cometido. No importa la imagen, los pixel no importan, importa el mensaje, la obra no es mía, la creó el azar y la entrego el mar moviendo la arena, con sus largas manos de uñas de espuma. La imagen no importa, tan solo el mensaje. ¡Me llega!  Me  dice que ya no hay sirenas, si quedan, muy pocas. Se acaban los sueños, la vida ha cambiado, los niños ya nacen maduros; sin ganas de leer los cuentos, de sentir el canto del mar que susurra en  las caracolas, los hombres son duros;  estatuas de piedra.
Hoy todo se pesa, se mide en monedas y cotiza en bolsa, no existen los sueños, las almas, los duendes, no quedan sirenas, algunas de hierro que arrancan las olas.
Hoy todo se pesa, los hombres se miden por sus posesiones y si no las tienen,  el hambre les lleva hacia otras fronteras  saltando murallas con mil concertinas, con muros de piedra, se mueren ahogados por unas lentejas y son repelidos con gases, con porras, con balas de goma por los que gobiernan, por los que nos cuentan historias de patrias, de leyes sagradas, de las democracias que dejan familias durmiendo en los puentes y salvan los bancos, historias de infantas que pisan la raya,  de reyes con cuentos y  cuentas blindadas.


Hoy ya no hay sirenas, algunas, muy pocas que son arrancadas con las uñas largas que tienen las olas de entre las arenas 

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