Después de 9 largos meses de espera por fin ha llegado, pero como cada año parece que tenga prisa. Creo que siempre ha sido la estación más fugaz y nuevamente vuelve a escurrirse entre mis dedos.
La brisa marina juguetea con mi cara y me dejo embriagar por el aire puro que inunda mis pulmones.
El sol, el aire y el mar endulzan mi boca sin dejarme saborear su verdadera intensidad, me atraen con una fina degustación que se convierte en una inquieta espera para el resto del año.
Y a su término esperaré su renacer durante 9 meses más, intentando conservar los resquicios de su sabor.
Acrílico sobre lienzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario